viernes, 2 de noviembre de 2012

Heladera Sport

A veces es dificil pensar en no comer. Yo como todo el día, voy abro la heladera casi por deporte. Es mi hobbie favorito. Hay gente que va al gimnasio, bueno, yo abro la heladera. Estoy en mi casa, a veces trabajo y a veces no. Lo que siempre hago y nunca me falta es abrir la heladera. Ya se ha vuelto una costumbre, un hábito, una conducta. Una especie de trastorno obsesivo compulsivo. Y así podemos ir siguiendo en la escala de patologías que puedan enumerarse o en las que puedan encuadrarse estas cuestiones. No estoy tratando aquí de filosofar acerca de la condición del hombre ni de realizar un ensayo sobre la psicología del hombre que está ansioso y come. Como si Scalabrini Ortiz hubiese escrito, en vez de “El hombre que está solo y espera”, el hombre que está solo y come. Entonces cabe una vez identificada la conducta ponerse a pensar qué de ella está bien y qué de ella está mal. Es un asunto que podría influir o no en la terapia y no necesariamente curar la patología. Es decir, uno sabe que come, sabe que está todo el día pidiendo delivery. Además, en donde vivo es difícil contenerse. Porque delivery Palermo hay millones. De lo que cada uno quiera y de lo que a cada cual se le ocurra. Querés una milanesa, tenés milanes, papas fritas, tenés papas fritas. No querés ese alimento, entonces pedís un helado. Pero si esto fuera poco, hay delivery de supermercado. Incluso en muchos ya se puede comprar por internet. Otras cadenas de heladería como Freddo también ofrece ese servicio. Entonces no hace falta ya salir a la calle. Uno puede vivir encerrado en la casa o en el edificio. Puede pegarse un empacho y ni siquiera tener que dejar el departamento. Es la nueva cultura. La sociedad moderna o como se lo quiera llamar.